Por los caminos de España...


Hace un par de días que cruzamos los Pirineos y con ello dejamos nuestra querida España atrás. Nuestra aventura empezó el Domingo 21 de Enero por la mañana, en realidad empezó mucho antes, con los preparativos, los planes, las ilusiones puestas en la idea y sobre todo con la vorágine mediática de la última semana.
 El domingo amanecimos nerviosos, ciertamente inquietos, intentando no olvidarnos nada, y con cierto dolor de cabeza motivado porque el día anterior había sido largo, comida con amigos y amigas, una sobremesa que se alarga hasta la cena y un poco más..., en fin que para ser el último día antes de partir, lo aprovechamos bien.


Fuimos a recoger a Bucéfalo, debo reconocer que me atormentaba la idea de encontrármelo con la rueda pinchada o con cualquier imprevisto de última hora que arruinara la salida prevista a las 10:00h. Llegamos al lugar de encuentro, la plaza del Ayuntamiento de Benidorm con media hora de adelanto de la hora pactada con el fotógrafo del Diario Información.


Al llegar no hay nadie, la enorme plaza está vacía, la sensación que me recorre la espalda es extraña, ha llegado el día, llegó el momento, nos vamos a China pedaleando..., todas las ilusiones, todos los miedos, los anhelos se concentran en ese instante. En un rato vendrá todo el mundo, amigos, familiares, ciclistas desconocidos convocados a través de Facebook por los clubs ciclistas de la ciudad, nuestra intención nunca fue crear una ceremonia de despedida, no somos especialmente amigos de ser el centro de atención en ningún acontecimiento, la convocatoria en redes sociales en cierta medida se nos había escapado de las manos, pero da igual, ya no hay vuelta atrás, no hay espacio para el arrepentimiento. Poco a poco empezaron a llegar amigos y familiares,


llegó el fotógrafo que cubría el acontecimiento también, empezaron los abrazos, las muestras de admiración, las fotos, alguna que otra lágrima, nos sentíamos como en el día de nuestra boda, todo gira en torno a nosotros, nos guste o no. Llegaron las 10:00h de la mañana y el policía motorizado dijo, "hay que salir ya...", ¡Ufff, qué vértigo!, nos pusimos delante de todos los ciclistas, nos hicieron las últimas fotos y arrancamos. Las sensaciones de ese momento son difíciles de explicar, la mente en blanco, sensación de flotabilidad, inercia hacia adelante, no sé..., el caso es que arrancamos y de alguna manera nos dejamos llevar. Había comenzado nuestra aventura, a partir de ahí todo era nuevo, todo era incertidumbre, ilusión y esfuerzo.


Lo que vino después a lo largo de la costa española fue una sucesión de bonitos encuentros, gracias a las redes de hospitalidad Warmshowers.org y Couchsurfing.com no ha habido ninguna noche que hayamos necesitado acampar, todas las noches en España, alguien nos ha acogido, José y Merche en Piles, José Manuel en Moncófar,
Sandor y Asun en Benicarló, Livia en L'Ametlla, Josep en Tarragona, Jordi y Mercé en Vilanova, Maite en Lloret, a todos ellos muchísimas gracias por abrirnos las puertas de sus casas y acogernos con tanto cariño. Por otro lado nuestros amigos Laura en Valencia,
Leo en Barcelona y Begoña y Marc en Empuriabrava también se ocuparon de nosotros en sus respectivas localidades. Nosotros siempre decimos que el objetivo del viaje no es deportivo sino que se trata de un viaje vivencial, 
sentir experiencias compartiendo con las gentes que te encuentras en el camino, las conocidas y las desconocidas que de forma completamente desinteresada te abren las puertas de su casa, conviviendo un rato con nosotros, compartiendo experiencias, vivencias o simplemente un rato de charla del que siempre aprendemos algo. En Valencia tuve la oportunidad de despedirme de mis compañeros de trabajo en Divitel, pasamos por la oficina y pudimos compartir un ratito antes de seguir camino hacia Francia. Destacable fue nuestra llegada a Tarragona, en el primero de los días de lluvia que hemos tenido hasta ahora, nuestra intención inicial era llegar hasta Vilanova i la Geltrú, unos 40 km más adelante, la verdad nos encontrábamos bastante cansados, mojados y con poco espíritu de llegar a Vilanova,
habíamos quedado con Jordi que llegaríamos esa noche a su casa, el caso es que paramos en una gasolinera a comer algo, pedimos al dependiente que nos calentara agua y nos hicimos una de esas sopas instantáneas que se pueden comprar en cualquier supermercado.
Después de tomar algo caliente, arrancamos de nuevo con 40 km por delante y con poco ánimo para pedalearlo, de repente escuchamos el sonido de una bocina, era Filippo, un cicloviajero italiano (www.filippograglia.wordpress.com) que iba camino de Marruecos, como no puede ser de otra manera nos ponemos a hablar, la casualidad hace que Filippo haya pasado la noche en casa de Jordi en Vilanova i la Geltrú, nos comenta que ha quedado con Josep,
su anfitrión en Tarragona, viendo que no teníamos fuerzas para poder seguir nuestro camino, nos dice que puede preguntarle a Josep si tiene sitio en su casa para nosotros dos, Josep responde que sí, que tendremos que dormir en el sofá y que el tándem lo pondremos como podamos en el salón del piso. El encuentro fue fantástico, como siempre llegamos como desconocidos y nos vamos como compañeros, cenamos los cuatro en casa de Josep y al día siguiente nos hizo de guía mostrándonos los monumentos de la ciudad romana.
En Barcelona aprovechamos para visitar a nuestros amigos de IATI seguros, gracias a ellos podemos viajar con la seguridad de ir cubiertos ante cualquier imprevisto, viajando en bicicleta nuestro mayor peligro es el tráfico,
nos encontramos en riesgo evidente, máxime con las dimensiones de nuestro tándem con el carrito, Iati seguros siempre nos ha apoyado en todos nuestros proyectos y en esta ocasión no podía ser de otra manera. Cuando salimos de casa siempre nos dicen que tengamos cuidado, que estemos atentos, que no nos fiemos, etc, etc, pero nuestra experiencia nos dice que hay mucha más gente buena en el mundo que gente mala, os voy a comentar lo que nos pasó en Figueres, acabábamos de salir de Empuriabrava, llevábamos 3 días en casa de nuestros amigos Marc y Begoña, recuperándonos del resfriado, el caso es que nuestra intención era llegar a Perpiñán (Francia),
pero al poco de iniciar el día nos dimos cuenta que nuestro cuerpo no estaba para grandes alegrías, estábamos sin fuerzas, el día era frío y amenazaba lluvia, para colmo no teníamos ningún lugar donde quedarnos esa noche. Decidimos pararnos a tomar un café en una cafetería de Peralada, allí nos atiende Martha de Colombia, empezamos a hablar y le contamos que no tenemos lugar para dormir, sin pensárselo dos veces nos dice que podemos dormir en su casa, que vive con María de Ecuador en Figueres y si queremos podemos pasar la noche en su casa. Martha no nos conoce de nada, no sabe quienes somos, pero no dudó ni un segundo en ofrecernos su casa para dormir esa noche, para nosotros fue nuestro ángel de la guarda, nos evitó acampar en una noche fría y lluviosa, además tuvimos la oportunidad de conocer a 2 maravillosas amigas que esperamos algún día volver a ver. Ana me dijo que tuvo el presentimiento que alguien nos ayudaría aquel día, y así fue, así es la vida del nómada, inesperada, llena de incertidumbres, pero también guiada por la intuición, la intuición que te dice qué camino coger y qué poder esperar en cada situación, y como no aprender a reconocer cada circunstancia inesperada... 

La próxima entrada en el blog, desde Francia...

6 comentarios:

  1. Mucho éxito en vuestro viaje! Que siga la aventura. Un abrazo. Daniel Gaspar

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    1. Gracias amigo, aquí andamos dándole al pedal en los fríos días de invierno...

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  2. Dioooossss que aventurón! Me encanta! ... Besos y abrazos desde Giuston ;)

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    1. Aguantad en Jiuston que igual volvemos dando la vuelta por el otro lado, así nos vemos :-)

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  3. También siempre he pensado que hay mas gente buena que mala por el mundo. Hurra por Martha de Colombia!! y por todas las Marthas que seguro os encontrareis por el camino porque vosotros también sois muy buena gente y eso se transmite... Un fuerte abrazo a los dos desde Barcelona. Y que sepáis que os sigo...Leo

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    1. Gracias guapa, nos trataste demasiado bien en Barcelona, siempre te lo agradeceremos, como no vengas por Benidorm, nos vamos a enfadar mucho..., un besazo.

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