21 de enero de 2009 desde Puerto Montt, día# 315 de viaje

Volcán Osorno frente al lago Llanquihue...

Como dice el dicho africano, pedalear juntos nos ha permitido llegar hasta donde nos encontramos en estos momentos. Si hace más de diez meses cuando estábamos en España, antes de partir hacia Guatemala para iniciar este viaje, nos hubieran dicho que tal día como hoy llegaríamos a Puerto Montt, con 15000 kilómetros pedaleados, toneladas de esfuerzo empleado, sufrimiento para dar y regalar y miles de historias que contar, no creo que hubiéramos puesto la mano en el fuego por nosotros mismos y ser capaces de alcanzar esta latitud. Y lo cierto es que a pesar de haber sufrido más de una crisis durante el recorrido, el éxito, si se puede llamar así, de haber llegado hasta aquí, es habernos mantenido siempre el uno junto al otro, en todo momento, en los ratos buenos y sobre todo en los malos, siendo capaces de superar todas las adversidades... De ahora en adelante nos enfrentamos a la recta final de la aventura que ha de llevarnos a Ushuaia en Tierra del Fuego, cuando partamos de Puerto Montt cruzaremos a la isla de Chiloé, un lugar maravilloso que mantiene aún muchas de las tradiciones ancestrales de las comunidades aborígenes que habitaban la isla, con unos paisjes de ensueño y una arquitectura muy peculiar. De ahí, en barco, volveremos de nuevo al continente para recorrer una parte de la carretera austral entre bosques, lagos, fiordos, volcanes, nieves perpetuas etc... La carretera Austral, en la Patagonia Chilena, es uno de los iconos más importantes del mundillo de los cicloviajeros, junto con la ruta del Karakorum entre Pakistán e India. Ambas son rutas duras por las condiciones, pero debido al maravilloso paisaje, colman de satisfacción con creces a aquel que lo realiza. En esta zona volveremos a espaciar nuestras crónicas en el tiempo, ya que las poblaciones son pequeñitas y aisladas, con lo cual las posibilidades de acceso a internet se reducen y consecuentemente se encarecen también, de cualquier manera espero poder enviaros las fotos y nuestras experiencias en cuanto sea posible para poder compartirla con todos vosotros.

más de 10 meses, 12 países y 15000km de puro esfuerzo sobre la bici...

Después de cuatro maravillosos días en casa de Víctor en Concepción, partimos en nuestro sempiterno camino al sur, en primer lugar cruzamos el río Bío-Bío, frontera natural infranqueable para los conquistadores españoles del siglo XVI. Pedro de Valdivia fue incapaz de conquistar al pueblo araucano, aborigen de esta zona, y durante 300 años este bravo y valeroso pueblo se mantuvo absolutamente invencible al sometimiento por parte, primero de los españoles y después de los propios chilenos. Recorrimos la ribera del Bío-Bío en plena región araucana, entre bosques madereros perfectamente ordenados para la producción masiva de esta materia prima y bosques ancestrales de araucarias, árboles con orígenes casi prehistóricos que son los que dieron nombre a esta bonita región chilena. Cruzamos la Araucanía y nos metimos de lleno en las regiones mapuches. El pueblo mapuche mantiene una gran población que conserva todavía sus costumbres y tradiciones, en nuestro recorrido, tuvimos la oportunidad de llegar a Galvarino, un precioso pueblo donde la comunidad mapuche representa más del 70% de la población de la localidad. Un poco más al sur, comienzan ya la sucesión de lagos y volcanes que se encuentran en las regiones IX y X chilenas, (en Chile las regiones se nombran con ordenamiento castrense, reminiscencias de la dictadura militar, empiezan en la región I en el norte y acaban en la región XII en la punta de abajo en el sur, además existen otras regiones administrativas como la capital Santiago y las últimas constituidas recientemente). Aquí en la IX y la X se concentran gran parte de los núcleos más turísticos del país, debido en gran parte a la enorme belleza de la zona, plagada de enormes lagos alimentados por torrentes de agua proveniente del deshielo de las nieves que cubren los volcanes. Pedalear por estos lugares ha sido espectacular, por suerte nos ha hecho un tiempo fantástico y hemos podido apreciar la hermosura del Villarrica y del Osorno que se alzan dominantes por encima de los lagos, además las moras están empezando a madurar ya y la orilla de las carreteras está plagadas de este fruto silvestre que tanto nos gusta, las paradas para atiborrarnos a moras han sido continuas, ralentizando considerablemente nuestro avance. Hemos tenido la oportunidad de acampar a la orilla de lagos y ríos, lugares idílicos para pasar las noches del verano austral, con aguas heladas eso sí, y como no, comidos por los picotazos de mosquitos que aparecen en aluviones cuando cae la noche...

amanecer frente al lago en Licán Ray...

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este post lo hemos publicado con electrones 100% reciclados...

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