una de sal y veinte de arena...

3 de diciembre de 2008 desde San Salvador de Jujuy, día#265 de viaje





los cuatro cruzando el Salar de Uyuni...

Han pasado casi quince días desde nuestra última crónica desde Bolivia, desde entonces hemos recorrido mil kilómetros, visitado tres países y experimentado, sin duda, la etapa más épica de toda nuestra loca aventura desde que empezamos en Guatemala, hace ya casi nueve meses. En realidad lo que verdaderamente me apetece en este momento es gritar a los cuatro vientos... ¡LO HEMOS CONSEGUIDO..., LO HICIMOS, CARAJO!!!!, me temo que así, desde la distancia, es difícil de entender esta reacción, pero no os podéis hacer una idea de lo duro y difícil que ha sido pedalear en esta parte del continente, durante este tiempo que hemos estado alejados de vosotros e incomunicados del resto del mundo, desde luego no por voluntad propia, sino por lo remoto y desolado de los lugares que hemos visitado, por la tri-frontera al sur de Bolivia, norte de Chile y Argentina. Intentaré con toda mi alma expresaros lo que hemos vivido estos días, espero ser capaz de poder transmitiros las intensas sensaciones que la última etapa en Bolivia ha marcado a fuego en nuestros corazones y sobre todo en nuestras piernas... Aunque no lo dijera en nuestro último post, hasta el último momento no nos decidimos ha hacer esta parte de la ruta, conocimos a otro cicloviajero italiano en Copacabana, nada más llegar a Bolivia, él nos comentó que había hecho parte de esta ruta y que es verdaderamente muy dura, a pesar de los bellos paisajes, desde el punto de vista físico resulta extenuante a ratos y desesperante el resto del tiempo... A pesar de nuestro bagaje de más de once mil kilómetros en bici sabíamos que el camino iba a ser duro y difícil, en particular porque debido a lo deshabitado de la zona, debíamos cargar con provisiones y agua para mucho tiempo, y si teníamos algún problema en el camino nos encontraríamos en un serio problema ya que en lugar de tomar la ruta que toman las excursiones de turistas, nosotros nos decidimos por otra ruta, prácticamente intransitada, en la que no pasaban 4x4, pero encontraríamos alguna aldea más por el camino donde poder hacer acopio de alimentos y agua...



por fin el merecido descanso en el Salar...

De Uyuni salimos con las alforjas llenas de comida y 10 litros de agua extra de lo que normalmente llevamos, nuestra primera visita el imponente salar. Al principio con un poco de miedo de poder perdernos en la blanca inmensidad, el tiempo era bueno y el día claro, desde cualquier punto se podía divisar el inmenso volcán Tunupa, por desgracia no nos sirve de mucho como orientación ya que viajamos en dirección contraria, pero en seguida nos damos cuenta que siguiendo las huellas negras de los Toyotas que llevan a los turistas podemos llegar a la isla Inca Wasi, situada en el centro, sin problemas y posteriormente podemos seguir nuestro camino hacia la localidad de San Juan, fuera ya del salar en dirección sur-oeste. Pedalear por el salar es una maravilla, absolutamente plano, es como circular por una autopista blanca de 150km de ancho, el único problema es el sol, hay que cubrirse por completo ya que el astro rey acaba por abrasar cualquier centímetro de piel que no esté cubierto, después de siete horas pedaleando sobre la inmaculada blancura de la sal, poco importa el factor de la crema protectora. El salar debe ser lo más parecido a estar en el polo Norte, si pincháis en el vídeo de abajo podéis ver una panorámica para que os podáis hacer una idea de lo impresionante que resulta, perdonad la calidad del vídeo pero con nuestra modesta cámara, poco más se puede hacer, está tomado con toda la sub-esposición posible de nuestro equipo y aún así resulta quemada la filmación por la tremenda claridad..., estuve a punto de ponerle mis gafas de sol a la cámara a ver si así se veía mejor..., en fin de cualquier forma la película os ayudará a visualizar lo que para mí es uno de los lugares que más me ha impresionado en todos los viajes que he realizado...

En el salar pasamos la noche, solos en medio de la inmensidad, acampando bajo un espectacular cielo de estrellas, diferente completamente al del hemisferio Norte y sobre todo cubiertos de júbilo por haber cumplido uno de los sueños de nuestro viaje, pedalear y dormir en el desierto salado. Al día siguiente, otra jornada en el salar, todavía nos faltaban 80km para salir del salar, en total 150 deslumbrantes kilómetros, los turistas que pasaban en los tours nos hacían fotos a nosotros desde las ventanillas del 4x4, es curiosa la sensación de sentirse atractivo turístico, ahora entiendo lo que sienten los indígenas cuando los fotografiamos a discreción los turistas como algo raro, exótico y diferente... En medio del salar un reventón de una rueda, la cubierta que tuve que comprar in extremis en el último problema con una rueda camino de Sucre, decidió que no quería rodar más, por suerte esta vez, en previsión de que en caso de sufrir algún percance sería imposible de reparar, llevaba una de repuesto que pude cambiar sin problemas. Nuestro verdadero dolor de cabeza empezó al dejar el salar, a la salida nos esperaba los caminos bolivianos, y digo los caminos porque había miles, ninguno señalizado y todos perdiéndose en el horizonte. como el terreno en esta zona es bastante plano, cada uno de los conductores de los todo terreno, conocedores de la zona, hacen su propio camino al margen del "oficial", por otro lado las lluvias borran los caminos menos marcados, con lo cual al final en medio de este desierto hay cientos de caminos nuevos y viejos, ni una sola señal y absolutamente nadie para preguntar... os podéis imaginar nuestra angustia y desesperación a las 4 de la tarde con 2 horas de sol restante para llegar a San Juan, perdidos en una maraña de caminos en todas las direcciones, tomando caminos que después nos tocaba retornar al "creer" que habíamos tomado el equivocado. Al final, encontramos uno que parecía algo más ancho y establecido e intuimos que sería la carretera nacional, por suerte acertamos pero no pudimos llegar a San Juan, así que nos tocó acampar en medio de la nada, con bastante comida pero escasa agua para beber y cocinar, por suerte al día siguiente pudimos llegar temprano y recargar la provisiones de agua. A partir de San Juan, sólo había tres aldeas más donde podíamos conseguir agua, si nos quedábamos sin el líquido elemento deberíamos conseguirlo de los riachuelos, lo cual no es un problema ya que tenemos filtro para purificar el agua, y además podemos hervirla, el verdadero problema es que en esta zona hay pocos arroyos en las quebradas y el agua que hay en las lagunas es más salada que la del mar Muerto, así que nos tocaba andar con cuidado con este tema. Dejamos San Juan con la angustia de perdernos todavía presente, con la ayuda de un mapa que es absolutamente inútil en esta zona, faltan aldeas, caminos que no existen, otros que no aparecen,(se podría decir que es menos preciso que las predicciones de Rappel...) así que preguntamos a un paisano qué camino debíamos tomar para ir a nuestra siguiente aldea, San Agustín, su respuesta: "no se preocupen, no hay perdida, siguen el camino marcado, ahí adelantito encontrarán una desviación que va a otro pueblo, no se preocupen porque hay una piedra con una flecha pintada, ustedes sigan la flecha para San Agustín", parece fácil... pues bien nosotros seguimos el camino marcado, por supuesto a los 2km aparecieron diez caminos marcados más, pero... ¿y la piedra?, ¿dónde estaba la dichosa piedra????, pues bien la piedra apareció 35 kilómetros y seis horas de camino después!!!!!, cuando teníamos el corazón más encogío que la ropita de la Nancy porque temíamos que nos habíamos perdido de nuevo en el desierto boliviano, por supuesto en el camino, nadie para preguntar... ¿pero es que acaso hablamos el mismo idioma????, ¿Qué se puede entender por "ahí adelantito"???,¿ para alguien en su sano juicio 35km en bicicleta es "ahí adelantito"???, ¡si estás en Andorra casi te has salido del país, joder!!!!! , en fin le hicimos una foto a la piedra de marras, si pincháis en ella la podéis ver en grande...


11.000km y todavía vivos...

Se puede decir que que el camino entre San Juan y San Agustín suponía el inicio real de la aventura, en seguida nos dimos cuenta que el camino iba a ser más duro de lo esperado, un kilómetro después de San Juan comenzaron los bancos de arena, al principio pequeños pero luego cada vez más largos y largos. En la arena es imposible seguir montado, con una bicicleta cargada con 30kg entre equipaje, comida y agua, con la rueda sumergida medio palmo en la arena, pretender pedalear en estas condiciones pertenece por completo al reino de la ciencia ficción. Resulta durísimo incluso empujarla a pie, imaginaros hacerlo por la arena de la playa, pues eso..., los bancos de arena se hacía cada vez más constantes y más largos y en la misma proporción crecía mi desesperación. ¡Juro que si hubiera aparecido un camión en el camino, una pick-up, o alguien con un burro, hubiera cargado la bici y hubiera tirado la toalla!!!, ...no apareció nadie. En medio de este galimatías las dudas asaltan, ¿seguimos hasta el pueblo???, ¿nos volvemos hacia atrás?, resulta que te encuentras en la "alternativa del diablo", las dos opciones son malas, al final optamos por seguir empujando y pensando que como los 400km que nos quedaban en tierras bolivianas fueran así, definitivamente la habíamos cagao... Los kilómetros que siguieron hasta la frontera de Chile, donde empezaba de nuevo el bendito asfalto, se pueden calificar entre..., malos y jodidamente malos, bancos de arena por todos lados, algunos de hasta 5km, cuando no había arena había una piedras que hacían impracticable el camino para cualquier cosa que no se llame Toyota LandCruiser y cuando no había arena ni piedras, aparecía algo que los bolivianos llaman "calamina" (yo lo rebauticé como "calamidad"), que son unas ondas que las ruedas de los vehículos hacen en los caminos de tierra y que hacen que circular sobre ella se convierta en una auténtica tortura debido a los continuos saltitos que te machacan el trasero por completo. Bueno ni que decir tiene que por último existe un caso más, incluso peor, si cabe, que es la combinación de los tres casos anteriores...

Resignados con el duro camino que teníamos delante seguimos luchando día a día, en la parte positiva de este periplo, tenemos que decir que la experiencia ha sido contradictoria, como ya os he contado desde el punto de vista físico ha sido muy duro, en compensación hemos visitado lugares increíbles, la Laguna Colorada, con el agua roja como la sangre, la Laguna Verde, las rocas de Dalí y los geyseres del Sol de Mañana, hemos convivido con gente encantadora en las aldeas, en Villamar cuando estábamos acampados en la vereda del río un vecino nos trajo verduras y charqui (carne sin grasa) de llama para que pudiéramos comer algo que no fuera puré de patata o pasta esa noche, otra día cuando caía la noche conseguimos gracias a Dios llegar hasta un campamento minero, cuando ya dábamos todo por perdido y nos tocaba dormir a 4500m de altitud con un viento y un frío tremendo, los mineros que allí trabajaban, se apiadaron de nosotros y nos dieron alojamiento, cena caliente y de desayuno al día siguiente. Lo más importante, hemos sido capaces de superar un desafío ante nosotros mismos del cual ahora, el mañana que se convirtió en ayer, nos podemos sentir satisfechos. Hemos cruzado un paso a 5020 metros de altitud, como siempre, por alguna extraña conjura de las más malvadas de las leyes de Murphy, la noche nos cayó cuando estábamos en lo más alto y no teníamos tiempo de descender, con lo cual a montar la tienda de campaña a mitad de camino entre el suelo y el cielo. A esta altitud el aire se siente claro, fluido, menos espeso, pero es helado como el de los polos. El viento era huracanado, y por desgracia como podéis ver en la foto ni una mísera mata de tomillo que nos resguardara un poco del aire...!!!, fue un verdadero milagro que fuéramos capaces de montar la tienda, y más aún que aguantara toda la noche, unas piedras nos ayudaron en este propósito. La noche fue fría, muy fría, algo así como dormir en un congelador industrial, las botellas de 2 litros de agua que se quedaron dentro de la tienda aparecieron hechas un bloque de hielo a la mañana siguiente, supongo que alcanzamos fácilmente los -15°C que son habituales en las noches de estas latitudes andinas. Yo creo que no he pasado tanto frío nunca, me acosté dentro del saco de dormir con dos pares de calcetines, las mallas de invierno de ciclista, dos jerseys, guantes, bufanda y gorro, dormí aproximadamente 5 minutos y el resto de la noche me lo pasé tiritando intentando concentrarme en evitar la congelación de alguno de mis miembros, por suerte esta vez nos respetó el soroche... Estos días se pueden resumir en mucho esfuerzo durante el día y mucho frío durante la noche, hemos acampado todos los días excepto el día que dormimos en el campamento minero...

Los días pasaban y no llegábamos a la frontera con Chile, había días que sólo éramos capaces de recorrer 35km, eso sí, acabábamos extenuados como si hubiéramos hecho 200km en contrareloj. Sólo ansiábamos ver la silueta del cono casi perfecto del volcán Licancabur que significaba que habíamos llegado a Chile y al esperado asfalto. Por fin llegamos a los pies del volcán y tuvimos que plantar la tienda ya en territorio chileno a 4700m de altitud, en Chile estuvimos un día y una noche, y pedaleamos por más de 150km pero lo hicimos de espaldas a las autoridades Chilenas, literalmente fuimos unos "sin papeles" en Chile. Fue una decisión motivada porque Chile no tiene puesto de control en la línea fronteriza propiamente dicha, ni en la frontera con Bolivia, ni en la frontera con Argentina. Oficialmente, una vez abandonada Bolivia, nos encontrábamos en suelo chileno y nuestra obligación era ir a San Pedro de Atacama a completar el procedimiento migratorio con las autoridades del país. En el último momento decidimos que en lugar de ir a San Pedro, iríamos directamente a Argentina, para recorrer el norte de este país. Ir a San Pedro de Atacama, suponía descender más de 2000m de altitud para después tener que volver a subirlos en nuestro camino hacia Argentina. En el puesto fronterizo boliviano, preguntamos si podíamos ir directamente a Argentina y nos dijeron que no, que incluso a otra gente con vehículos les habían hecho regresarse desde la frontera de Agentina, hasta San Pedro de Atacama a completar los formalismos migratorios, esa hipótesis en nuestro caso hubiera supuesto una catástrofe, pero le echamos coraje con algo de inconsciencia y nos dirigimos a la frontera argentina sin pasar por la de Chile. Por supuesto en todo momento rondó por nuestra cabeza lo que nos dijeron en la frontera boliviana, temiendo lo peor, preparamos nuestros argumentos y nuestras súplicas y llantos, seguro que no fingidos, ante una hipotética negativa de las autoridades argentinas a dejarnos pasar a su territorio sin el sello de chileno de marras en el pasaporte. Por suerte nada de eso pasó y los argentinos nos recibieron de lo más cordial, por el camino 150km en carreteras chilenas en los que no hay un alma, solo la arena del desierto de Atacama. En este trayecto, cuando ya estábamos en las últimas, tuvimos la suerte de que un ángel se apareció en forma de turistas norteamericanos y su simpática guía chilena, éstos al vernos en la carretera se pararon a hacernos una foto y charlar un rato con nosotros, al decirles que llevábamos 11 días acampando por el desierto, que ya no nos quedaba casi agua ni comida, nos brindaron la comida y los refrescos que les sobraron de las viandas que se habían llevado para su excursión por el desierto chileno. Gracias a ellos y a su comida, nuestra odisea chilena fue un poco más llevadera... Bueno y ya acabo, estamos en Jujuy (Argentina), hemos decidido descansar aquí un par de días y darnos un soberbio homenaje a la argentina, léase un churrasco del tamaño de una bicicleta acompañado de una buena botella de vino argentino, nos lo merecemos...


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este post lo hemos publicado con electrones 100% reciclados...

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3 comentarios:

  1. Hola pareja,aqui va mi onceava felicitación por esos miles,ya os queda poco para terminar la aventura,cuando regreseis teneis que ganar la subida al bali,asi con el dinero del premio ayudais financiar vuestra proxima aventura,que seguro que ya habeis algo.
    Besos y apapachos de los vuestros.

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  2. ¿Que tal pareja? Ya veo que estais bien salados.(chiste malo)
    A seguir adelante que es lo unico que queda seguir hacia adelante y sobre todo pasandolo bien.
    Nosotros estamos ya medio locos preparando y esperando el material.
    Mucho muchisimo animo que os veo muy bien.
    No voy a decir que quede poco porque seria mentir, despues de esta aventurra hay otra y otra y otra.
    Salud, amor y perseverancia.
    Desde Asturias con amor Mili y Machus

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  3. Que alegria poderos ver y oir.
    Dais un buen rollo que nos llena de felicidad. La foto en la que abris el capitulo del salar pedaleando con las bicis¡¡ preciosa!! Animo pareja que sois la hostia.
    Johanna y Javier

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