trece... ¿Qué te parece....?!!!!!!

30 de diciembre de 2008 desde Valparaiso, día #293 de viaje




En estos días de Navidad hemos alcanzado los 13.000 kilómetros recorridos en América, y hemos llegado al último país de nuestra lista, el más alargado del mundo, Chile. En el último post os contaba que habíamos coincidido con un grupo de ciclo viajeros de Chile y Argentina, esa noche acampamos todos en una gasolinera a las afueras de Chepes en La Rioja. La cena fue muy interesante, charlando, riendo y sobre todo contándonos anécdotas de nuestras vidas alrededor de un rico mate, como manda la tradición en Argentina. Al día siguiente partimos juntos pero nos separamos unos 75km después debido a los diferentes rumbos que ambos grupos tomamos. Nosotros seguimos hacia el sur y conseguimos completar la etapa más larga que hasta ahora hayamos recorrido, 158 kilómetros por las pampas y desiertos argentinos. Al final del día llegamos a uno de los lugares más emblemáticos de Argentina, el Santuario de la Difunta Correa. La Difunta Correa es seguramente la santa más venerada de la tierra de los gauchos, no es una santa reconocida por el Vaticano, pero está enquistada en lo más profundo de la cultura popular. Tiene pequeños altares por todas las carreteras de Argentina desde Jujuy hasta Ushuaia, es la patrona de los camioneros y se le atribuyen milagros y concesiones de deseos a los devotos que se encomiendan a ella. La leyenda (o realidad, yo no entro ahí...) dice que en el transcurso del año 1835 un criollo de apellido Bustos fue reclutado en una leva para las montoneras de Facundo Quiroga y llevado por la fuerza a La Rioja. Su mujer, María Antonia Deolinda Correa, desesperada porque su esposo iba enfermo, tomó a su hijo y siguió las huellas de la montonera. Luego de mucho andar, y cuando estaba al borde de sus fuerzas, sedienta y agotada, se dejó caer en la cima de un pequeño cerro. Unos arrieros que pasaron luego por la zona, al ver animales de carroña que revoloteaban se acercaron al cerro y encontraron a la madre muerta debido a la sed y al niño aún con vida, amamantándose de sus pechos. Recogieron al niño, y dieron sepultura a la madre en las proximidades del Cementerio de Vallecito, en la cuesta de la sierra Pie de Palo. Al conocerse la historia, comenzó la peregrinación de lugareños hasta la tumba de la "difunta Correa". Con el tiempo se levantó un oratorio en el que la gente acerca las ofrendas por los favores cumplidos. Nosotros visitamos el santuario y por supuesto hicimos nuestras peticiones a la santa, ojalá dentro de unos años debamos volver al lugar para agradecerle el cumplimiento de nuestras plegarias...



acariciando al majestuoso Aconcagua de 6959m...,


De la Difunta Correa seguimos nuestro camino, esta vez rumbo a Mendoza donde pensábamos pasar la fiesta de Noche Buena, en el camino una parada en la Villa Media Agua donde tuvimos la oportunidad de sentir de nuevo la maravillosa ayuda que los argentinos nos han brindado en este viaje. Llegamos a la ciudad tarde, casi anocheciendo, buscando un lugar para acampar en algún lugar de la localidad. De esta manera llegamos a la puerta de la municipalidad donde estaba Don Alberto, el sereno del Ayuntamiento, le preguntamos y nos dijo que no nos preocupáramos que nos conseguiría un espacio en el polideportivo municipal para pasar la noche, sólo había que localizar al encargado de las instalaciones que tenía la llave. Dado que estábamos en vísperas de Noche Buena, el encargado, que también cantaba en el coro de la iglesia, estaba muy ocupado en los ensayos previos a la misa del gallo, así que fue imposible localizarlo. Ante esta situación ni corto ni perezoso, Don Alberto, nos propuso dormir en los pasillos del Ayuntamiento, tirados en el suelo, entre el Salón de Plenos y el despacho de uno de los Concejales. Nosotros, claro está, aceptamos sin más, como se suele decir, en peores plazas hemos lidiado...., así que aquella noche, nos tocó apurar al máximo nuestro sueño, ya que el personal del ayuntamiento empezaba a llegar a las 6:30 AM y para entonces debíamos haber salido, nosotros, todos nuestros trastos y por supuesto nuestras bicicletas, sin dejar rastro alguno de que habíamos pasado allí la noche. A Don Alberto le agradecemos de corazón su magnífica ayuda en aquel domingo que llegamos a su pueblo, cansados y rogando asilo. De ahí a Mendoza, nos alojamos en un camping donde preparamos nuestra particular nochebuena, celebrándola con marcado sabor argentino, nos hicimos un asadito y lo acompañamos de un rico vino de Mendoza, por supuesto... Pasada la Noche Buena, nuestro camino tenía que seguir, esta vez dirección al Pacífico, debíamos cruzar la cordillera y entrar en Chile, (esta vez de forma legal...), para pasar el fin de año en Valparaíso.



Los Andes desde Mendoza (Argentina),



El cruce de la cordillera se realiza justo al lado del imponente cerro Aconcagua, el más alto de América con 6959m. La estampa del Aconcagua desde el lado oriental es una de las más bonitas que hayamos tenido la oportunidad de ver. En Ecuador mientras pedaleábamos por la llamada "Avenida de los Volcanes", anhelábamos poder divisar el Cotopatxi, el Tunghuragua, el Chimborazo y los demás volcanes que los días claros se pueden ver, cuando uno circula por ahí, aquella vez, el mal tiempo y las nubes, sólo nos permitieron ver el Chimborazo por unos escasos 15 minutos. Por suerte, ahora, tiempo nos respetó y nos brindó una fantástica imagen del Aconcagua. Mientras subimos conocimos a un par de simpáticos viajeros vascos que andan dando la vuelta al mundo durante un añito sabático que se han tomado, lo gracioso del tema es que fuimos vecinos en Castro Urdiales y nos hemos conocido a 15000km de allí en la otra mitad del planeta, ya véis, el mundo es pañuelo... Después de charlar con David y María seguimos ascendiendo para cruzar a Chile, aunque el paso se encuentra al pie de la montaña más alta, por suerte no hay que ascender tanto como nos ha tocado hacerlo en Perú o Bolivia ya que el cruce al otro lado se realiza a través de un túnel de 3 kilómetros que agujerea las entrañas del cerro a unos 3.000m de altitud. Cuando llegamos al túnel, dado que por seguridad, está prohibido circular en bicicleta en su interior, (en realidad no sé porqué, bajo mi punto de vista debería estar prohibido lo contrario, circular en coche, si todo el mundo circulara en bicicleta en lugar de circular en coche, la seguridad del túnel estaría garantizada...), un camioncillo de mantenimiento vino a recogernos para pasarnos al otro lado de forma segura.


trece mil kilómetros, por la carretera...,


De ahí a la frontera, aquí estamos en pleno verano y esta es una ruta muy transitada camino de la playa en Chile, así que en la frontera había una fila que llegaba casi a la cima del Aconcagua, lo gracioso del asunto es que en nuestra condición de bicicletas adelantamos a to' quisqui en la fila ante la mirada rencorosa de los automovilistas que nos habían adelantado en la subida varias horas antes y la enorme fila no les permitía avanzar hacia los trámites de inmigración. Después de la tremenda burocracia y control de la frontera chilena, hicieron falta cuatro sellos, y dos revisiones y unos cuantos "podemos pasar ya???" para poder cruzar al otro lado, llegó el descenso. Seguro, el más impresionante que hayamos hecho, se desciende por una secuencia de cincuenta y tantas curvas que la han bautizado con el original nombre por la "Cuesta de los Caracoles", desde cualquier punto impresiona, desde arriba si la bajas y desde abajo si te toca subirla, aquí os dejo una foto para que os podáis hacer una idea de como es la cuestecita de marras. Y ya por fin estábamos en Chile, la verdad desde que hemos llegado este flacucho país nos ha tratado de maravilla, el primer día Claudio y Teresa nos acogieron en su casa cuando llegamos de noche a su tienda preguntando por un sitio donde acampar y al día siguiente en plena ruta, Gonzalo, compañero ciclista, se paró a nuestro lado para ofrecernos también su casa para pasar la noche con su familia... desde aquí, a todos sólo podemos agradeceros lo bien que os habéis portado con este par de locos que se han acercado hasta vuestra casa, viajando por esta maravillosa América...


Abajo os dejo un vídeo de un legendario grupo argentino que yo escuchaba cuando estudiaba en el Instituto, décadas atrás, (uhhfff, cómo suena eso...) y que una de sus canciones me ha servido para poner título a esta crónica, así que ahí os dejo con Todos Tus Muertos y su tema "Trece"...


Y ya sólo me queda como os podéis imaginar, desearos un Feliz Año Nuevo a todos, deseándoos que en el año entrante todos tengáis lo suficiente...







si quieres ver en un mapa dónde andamos pincha aquí


este post lo hemos publicado con electrones 100% reciclados...


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6 comentarios:

  1. Feliz año nuevo par de amigos desde Castro. Ya está chupado!!!!

    Johanna y javier

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  2. Me parece genial,hay va de nuevo:
    ¡FELICIADES!,también ¡FELIZ AÑO!,cada vez más impaciente de que regreseis y conteís vuestra aventura de viva voz.
    Besos y apapachos de los vuestros.
    Lola.

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  3. Y yo me pregunto: ¿de qué material está hecha la camiseta negra con el símbolo chino que lleva Ana? Ésta si que dura más que un traje de pana...
    ¿que tal chicos? os veo muy bien. Suena muy bonito eso de Valparaiso. Mandad fotos.

    BESITOS
    ISA ALCOY

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  4. Hola. ¿Dónde y cómo estais? Hace tiempo que no escribis y estoy impaciente por saber de vosotros. Dedid algo.

    Un beso a los dos

    ISA ALCOY

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  5. Hola,yo tambien quiero saber de vosotros.
    Besos y apapachos de los vuestros.
    Lola

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  6. sigan pedaleando, llegaran muy lejos,sorry por los 2 toques de sirena de la madrugada en santa cruz, chile, que les vaya bonito, adios y suerte, que lleguen a españa sin novedad.

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