un mal día de viaje, es mejor que un buen día de trabajo...

18 de septiembre desde Jauja, día # 189 de viaje


ya nos hemos adentrado de lleno en la cordillera andina, salimos de Lima a nivel del mar y comenzamos la ascensión del paso Ticlio a 4818m de altitud, es el cruce ferroviario más alto del mundo y la segunda carretera asfaltada más alta del planeta, después del paso a Manali en el Himalaya indio. En un principio teníamos pensado evitar este paso de montaña en nuestro camino hacia Cuzco, intentando ir por rutas de menor altitud, pero una vez en Lima nos dijimos el temible "no hay cojones a subir...", ante tal desafío no ha habido más remedio que echarle coraje y valor al asunto... En Lima nos aconsejaron hacer en bici hasta San Mateo a 3000m de altura y después montar la bici en un autobús para hacer la última parte del recorrido, la más dura, en bus, ...nosotros no hicimos caso. La subida nos ha tomado tres días, uno para salir vivos del agresivo tráfico limeño, otro para llegar hasta San Mateo, donde tenemos que agradecer enormemente al Sr. Alcalde Julio César del Pozo Campos y al Sr. Jorge Zegarra Horna que nos encontró por una calle del pueblo y tras conversar un rato nos brindó la posibilidad de hospedarnos en el albergue municipal durante esa fría noche. Al día siguiente emprendimos la última parte de la ascensión, en teoría, según nuestro mapa, aproximadamente 20km, pero la realidad fue mucho peor... nosotros además del mapa solemos contrastar todas las informaciones con la gente local, lo que pasa es que generalmente los paisanos a quien preguntamos, raramente nos indican las distancias en kilómetros, sino que nos dicen el tiempo estimado en coche, un dato que a nosotros poca utilidad nos brinda... y ya nos hemos encontrado más de una vez que a la pregunta " cuanto falta para llegar a...?" obtenemos la inconcisa respuesta, " esta cerca, ahí no más..." y luego son 20km cuesta arriba..., la última vez que nos ha ocurrido esto ha sido en la localidad de Casapalca, según el mapa a tiro de piedra para coronar el alto. En este lugar paramos para comer algo y debido a nuestro cansancio, decidir si acometíamos el último tramo del ascenso antes de que cayera la noche o nos quedábamos a dormir en el pueblo y al día siguiente seguíamos. Finalmente después de preguntar un par de veces y recibir el susodicho "el alto está ahí no más, en media hora llegan..." nos decidimos a seguir adelante. En realidad no sé muy bien qué piensa la gente cuando nos ve en la bicicleta, nuestro ritmo en subida difícilmente supera los 6 km/hora, pero por alguna extraña razón piensan que circulamos a la misma velocidad de un coche. Pues bien el ahí no más se convirtió en 20km cuesta arriba y a más de 4000m de altitud, llevando ya 30km de subida continua sin descanso sobre nuestras piernas, con lo cual no exagero si digo que han sido los más duros que hemos hecho nunca, al cansancio hay que añadirle que a 4000m el oxígeno escasea bastante y cada pedalada se cotiza muy muy cara. Los últimos 10km nos costaron más que los 7500km anteriores... Por suerte el tiempo nos acompañó y no llovió o nevó como nos ocurrió el día anterior antes de llegar a San Mateo. En la cima, sin aliento ninguno, con mucha dificultad para respirar, nos tomamos la pertinente foto con el cartel que anuncia la altitud y enseguida a buscar un sitio para pasar la noche, el frío era muy intenso y quedaba escasa media hora de sol. Descendimos hasta los 4600m a la localidad minera de Morococha, ahí decidimos acampar, la policía local nos prestó un espacio en su patio trasero donde montamos nuestra tienda de campaña. La noche fue muy dura, cayó una helada tremenda, nuestra carpa apareció a la mañana siguiente con una capa de hielo recubriéndola por completo y lo peor de todo, además del frío, el tremendo soroche (mal de altura), que no nos dejó pegar ojo en toda la noche... Al día siguiente, con unas ojeras tremendas y el soroche dando guerra, partimos camino del valle intentando descender lo máximo posible, hicimos 120km hasta la localidad de Jauja, la primera capital del Perú, a unos 3300m de altitud, aquí hemos pasado la noche y nos tocará permanecer algún día más hasta que Ana se recupere del soroche que no le da tregua a la pobre, de momento ni el mate de coca, ni el azúcar, ni el limón, ni ninguno de los remedios típicos para el mal de altura han hecho efecto, ahorita está descansado en la cama intentando recuperarse lo antes posible...


lagunas andinas...,

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este post lo hemos publicado con electrones 100% reciclados...

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6 comentarios:

  1. Felicidades amigos:

    El Ticlio acojona de por si solo con subirlo en coche, y a base de caramelos o de puñados de azucar uno no siente el soroche.
    Me alegro que esten bien y espermos que Ana se recupere pronto para ese crucero famoso!!!:)
    Besos

    MAGDA+NAI-JAP

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  2. Animos para la pronta recuperacion de Ana,y cuidaros mucho,cada día os admiro más.
    Lola

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  3. Hola a los dos, somos Javi y Johanna, desde Castro Urdiales os damos todo el animo posible para que sigais este maravilloso viaje difícil de imaginar. Ana, como me acuerdo del soroche en Perú y eso que yo no iba en bicicleta, espero que pronto dejeis esas alturas para que se te pase del todo.

    No entendemos muy bien cuando quereis llegar a Usuhaia, pues el invierno austral acaba de terminar y comienza ahora la primavera. Imaginamos que el mejor momento seria el verano austral en el mes de diciembre-enero.

    Un fuerte abrazo de vuestros amigos del norte.

    Javi y Johanna

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  4. Hola Ana y Alberto cada vez que podemos les seguimos la pista y no dejamos de admirarlos, que bien que Ani supero el soroche, (palabra que no conocía).Que Dios los ilumine siempre, con ustedes hemos recordado y aprendido geografía universal. Animo, ah! escribanme a mi correo me encanta cuando lo hacen. Marco y Marelsy

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  5. Se me ponen los pelos de punta, me emociono cada vez que que me asomo a vuestras páginas. Mil abrazos, mucha suerte en vuestro camino os lleve a donde os lleve.

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  6. Mira que me encanta ver como van en ese sueño tan padre de realizar el viaje en bici.. los paisajes y cosas facinantes de las personas que van conociendo y son acogidos con tanta calidez en esta America tan maltratada....
    Enhorabuena con esa meta... y cuidense mucho... besos ana.. Rosy desde Coatzacoalcos, ver.mex.

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