2 de agosto de 2008 desde Ambato, día #143 de viaje

Cruzando la línea del Ecuador,

creíamos que no encontraríamos ninguna línea que reflejara sobre el terreno la raya imaginaria que tantas veces habíamos visto en los mapas y en los globos terráqueos, pero cual fue nuestra sorpresa al comprobar que sí había tal marca en el suelo... unos 7 km después de partir de Cayambé, nos encontrábamos ansiosos por llegar, por cruzar por tierra, la línea que marca la mitad del planeta. El paso del Ecuador, o línea equinoccial como se le conoce por aquí, era uno de los hitos más importantes desde un punto de vista romántico de esta aventura, al fin lo conseguimos y para conmemorar esta hazaña decidimos emular a los antiguos marinos del siglo XVII, que se colocaban un pendiente en la oreja cada vez que eran capaces de cruzar el Cabo de Hornos y salir con vida del intento. Así que tanto Ana como un servidor decidimos ponernos un pendiente en la oreja izquierda rememorando este episodio del viaje. Teníamos preparado un pequeño vídeo con todo este circo del pendiente pero por desgracia no caímos que al grabarlo en vertical con nuestra cámara, posteriormente no podríamos darle la vuelta, así que no ha sido posible cargarlo en en blog, una pena... Entre otras peculiaridades de la línea del Ecuador se encuentran que puedes colocar un huevo en la cabeza de un clavo y mantendrá el equilibrio sin caerse, si colocas un lavabo en plena línea, lo llenas de agua y quitas el tapón, el agua no formará remolino sino que caerá directamente por el agujero, mientras que si lo haces unos metros dentro del hemisferio norte el agua formará un remolino girando hacia la derecha y si lo haces unos metros dentro del hemisferio sur el agua girará a izquierdas al quitar el tapón, todo ello debido a las fuerzas de Coriolli, propias del movimiento rotacional de la tierra. Otra de las curiosidades ya no tanto de la línea del Ecuador, sino de la zona ecuatorial es que se pueden observar todas las estrellas del firmamento, entre ellas la estrella Polar y la Cruz del Sur que servían a los marinos para orientarse en el mar determinando el norte y el sur. En esta época del año, los días claros, en zonas sin contaminación lumínica se puede observar la Vía Láctea completa, algo que sólo en la región ecuatorial es posible divisar. Después de cruzar el Ecuador pedaleamos fuerte hasta llegar a Quito. Quito es la segunda capital más alta de latino América después de La Paz en Bolivia, se encuentra a 2850m sobre el nivel del mar, en un valle rodeado de volcanes de más de 5000m. La llegada a Quito por el norte es una enorme subida de más de 20km de longitud, ascendiendo más de 1000m. En Quito nos esperaba Gustavo, el marido de Consuelo, nuestros amigos del HospitalityClub. Gustavo nos brindó su apartamento en pleno centro histórico de Quito para que pasásemos allí nuestra estadía en la capital. Con el alojamiento resuelto,nos dispusimos a recorrer toda la parte colonial de la capital ecuatoriana y descubrir que se trata de una de las ciudades más bellas en las que hallamos estado. El centro histórico es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde hace un par de décadas y actualmente se encuentra muy bien cuidado tanto de día, como por la noche con una iluminación muy conseguida de los edificios más destacados. Nos llevamos una grata sorpresa, paseando por las calles llenas de edificios coloniales, con distintos estilos, entre los que destaca el barroco ecuatoriano que se puede apreciar en muchas iglesias y edificios públicos. Después de pasar tres días en Quito, disfrutando de sus mercados, los cafés y la vida urbana nos dispusimos de nuevo a emprender viaje hacia el sur, camino de la localidad de Baños. En el camino hacia el sur la Panamericana realiza un escénico recorrido entre volcanes nevados de más de 5000m , pasa entre el Cotopaxi, el Illiniza, el Tungurahua (actualmente activo y en pre-alerta por erupción) y el Chimborazo, el más alto de Ecuador con 6310m sobre el nivel del mar. Desgraciadamente para nosotros el clima no acompañó y las nubes tapaban la vista de estos gigantes nevados, además de las nubes la lluvia nos acompañó durante varias horas de nuestro recorrido, os puedo asegurar que no resulta muy agradable pedalear empapado durante 4 horas a más de 3000m de altitud, el frío era tan intenso que teníamos la sensación de ir perdiendo dedo a dedo cada uno de nuestros 20 apéndices dactilares, por congelación de manos y pies. Finalmente conseguimos llegar nosotros y lo que quedaba de nuestros dedos al cuartel de bomberos de Saquisilí donde nos acogieron como siempre y nos atendieron con la magnífica hospitalidad que siempre nos brinda esta institución. Además debemos agradecer también a los bomberos de Cayambé que también nos acogieron magníficamente cuando nuestro camino pasó por su localidad, desde aquí muchas gracias a ambos cuarteles por que sin ellos no sería posible nuestra aventura.

Quito, Iglesia de la Merced,.

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