11 de junio de 2008 desde Cartagena de Indias
ya estamos en nuestra nueva etapa en el continente Sudamericano, el vuelo desde Panamá hasta Colombia nos dio algún que otro susto motivado por los problemas de transportar a Rucio y a Rocinante. Además de ser la opción más barata, volar, teóricamente suponía un sólo trastorno para transportar nuestras bicicletas, se desmontaban, empaquetaban y listo...!, pero como suele ocurrir en estos casos, cuando uno cree que ha encontrado una ganga, un precio excepcional, siempre tiene la mosca detrás de la oreja por si acaso hay gato encerrado. Os cuento, cuando andábamos buscando boleto de avión visitamos agencias de viaje tradicionales, las oficinas de las compañías aéreas en Panamá y los buscadores de vuelos por Internet, en todos la tarifas eran superiores a los 300$ por cabeza, pero de repente encontramos una agencia que nos ofrecía boletos de una compañía colombiana de bajo coste, todo estupendo el precio del boleto 200$ por cabeza, bien la cosa va mejorando. Les indicamos que viajábamos con 2 bicicletas y después de hacer algunas llamadas nos indican que no hay problema, son aviones pequeños pero convenientemente desmontadas y empaquetadas las bicicletas las llevan sin problemas, (después nos dimos cuenta que habían llamado a la compañía, sino a otro agente de ventas de la agencia...) Siguiente razonamiento lógico, la compañía seguro tiene página web, ¿por qué pagar cargos extra?, ¡correcto!, entramos en la web (no aparecía en los buscadores tradicionales de vuelos...) y el precio se reduce a 150$ por persona, después de haber "confirmado" que las bicicletas podrían viajar, compramos el boleto. Siguiente paso buscar cajas donde embalar las bicis, nos hablan de una tienda de bicicletas en la otra punta de la ciudad, nada más cerca, montamos en un bus y nos vamos para allá, les contamos que necesitamos 2 cajas de bicicletas para empaquetar las nuestras, nos hacen el favor y nos consiguen dos cajas, para que os hagáis una idea de las dimensiones de las cajas de cartón, pues es eso debe caber una bici 135*75*25cm un tocho de cartón que ahora nos tocaba transportar hasta la otra punta de la ciudad en uno de los atestados buses urbanos de la Ciudad de Panamá en hora punta, conseguir entrar sin la caja ya es un logro de por sí, con la caja sin desmontar ya resulta misión imposible..., para colmo nada más salir de la tienda, el cielo se torna gris oscuro y decide caerse todo de golpe en forma de la mayor tormenta tropical que hayamos visto..., por desgracia el cartón y el agua nunca han sido especialmente amigos, por lo que la carrera desde la tienda hasta el refugio más cercano nada tuvo que envidiar a la del jamaicano Usain Bolt con su record mundial de los 100m lisos. Al final de tanto despropósito conseguimos llegar a nuestra querida pensión con las cajas enteras aunque un poco mojadas, desmontamos las bicis y por fin las empaquetamos. Hasta aquí todo bien, el problema llegó justo enfrente del mostrador de la compañía al intentar facturar las bicis, nada más ver los bultos nos dijeron que ellos no los transportarían, los aviones son muy pequeños y no los pueden llevar, tendríamos que dirigirnos a la terminal de carga del aeropuerto y buscarnos la vida con alguna compañía de carga que las transporte a Cartagena, y todo eso claro en menos de una hora y media que cerraban el embarque. En esos momentos fue como si los aviones del 11-S se hubieran estrellado contra la terminal del Aeropuerto de Panamá, se nos derrumbó todo, por supuesto asaltaron en nuestra cabeza pensamientos del tipo, "claro, si lo barato siempre sale caro..", "ya me extrañaba a mi que fuera tan barato...", y algunos otros que por su lenguaje explícito no voy escribir en este medio. Lo de la terminal de carga, era poco menos que misión imposible, así que como se suele decir " from the lost to the river..." habrá que aplicar el plan B..., LLORAR, llorar y suplicar como nunca lo habíamos hecho, que por favor carguen las bicicletas en ese jodido avión, que si son parte de la familia, que son como nuestra casa, etc,etc..., al final hasta el más duro verdugo tiene corazón y accedieron a llevárnoslas con la condición de que las desempaquetáramos de la caja y las enrolláramos en ese plástico con el se que envuelven las maletas... poco importó lo que nos costó conseguir las cajas, lo verdaderamente importante era que nos llevaban a Rucio y a Rocinante con nosotros, a partir de ahí nuestro ritmo cardíaco bajo a niveles normales...
Desde que tengo las orejas pegadas a la cara he tenido una enorme atracción por Colombia, no sé realmente por qué, pero hace ya mucho tiempo que tenía ganar de visitar esta tierra y por fin ahora la vamos recorrer palmo a palmo intentando conocerla en la medida que un viaje de estas características permite. Si la salida de Panamá fue un poco atropellada, la llegada a Colombia por el contrario fue una sobredosis de simpatía y buen humor, alegres funcionarios de inmigración que te reciben con una sonrisa, haciendo chistes e interesándose por nuestro loco viaje, policías de aduanas que charlan contigo mientras revisan todo equipaje en busca de sustancias prohibidas, personal del aeropuerto agradable y cooperante, en fin un clima de amabilidad y buen rollito nunca visto anteriormente en un aeropuerto internacional... Después la ciudad, Cartagena de Indias es una joya de la arquitectura colonial, la parte amurallada es realmente bonita, seguramente una de los patrimonios coloniales mejor conservados que existen en América, a ello hay que añadir ese ambientazo caribeño que lo abarca todo, ese swing latino que llena las calles de gente desde la mañana hasta la noche, cumbias y ballenatos sonando en cada rincón, en cada autobús, también reaggetón por supuesto, no podía falta, ritmo, música y a primera vista alegría en las calles, supongo que la procesión cada uno la lleva por dentro. Hemos pasado unos días muy buenos en Cartagena, disfrutando de la ciudad y lo que más nos gusta hacer en ella, sentarnos en un rincón concurrido y observar a la gente pasar, es una afición que arrastramos desde nuestra visita a India y Nepal, puede parecer aburrido a primera vista, pero en realidad es una fuente inagotable de buenos ratos y charlas inagotables. Por fin hemos conseguido un buen mapa de carreteras de Colombia, en Panamá fue imposible y Cartagena también hasta que nos dirigimos al Instituto Geográfico Nacional, donde disponen de una colección de mapas muy bien detallados, con todas las poblaciones y carreteras, incluso las menores o caminos sin pavimentar, además disponen de información altimétrica por la que nos hemos dado cuenta que para llegar a Bogotá desde Cartagena, tenemos que superar un puerto de montaña de más de 3000m de altitud en Santa Rosa de los Osos, vaya tela, eso de los osos debe ser por el frío que hace... Mañana sin perder más tiempo partimos camino de Bogotá, aunque en el camino haremos escala entre otros en Medellín durante unos días...
ana+alberto
si quieres ver en un mapa dónde andamos pincha aquí
este post lo hemos publicado con electrones 100% reciclados...
Madre mía chic@s,
ResponderEliminarque maravilla :-), que envidia.... que pena no tener los cojones para hacer lo que hacéis vosotros :-))).
Muchas besos desde Madrid, y CUIDAROS MUCHO!!!
Intentaré visitaros de vez en cuando.
MIL BESOS
Cristina
Díos mío. Qué cúmulo de despropósitos. Esta historia si que es buena. Mientras la leía os visualizaba perfectamente, que si cajas pa quí, cajas pa llá, la lluvia, el aeropuerto.....
ResponderEliminarPor lo menos ha servido para hacer que me descojonara de la risa. Se me salían hasta las lágrimas.
En fin. Enhorabuena por haber conseguido que os cargaran las bicicletas en al avión.
Un beso muy grande.
ISABEL ALCOY