desde Nicaragua para el mundo...

13 de mayo de 2008



Llevamos ya más de una semana en el lago Nicaragua o Cocibolca como lo llamaban los antiguos pobladores precolombinos. En Nauhatl, Cocibolca quiere decir mar dulce, uno no se da cuenta de las proporciones del lago hasta que no se encuentra en medio y advierte que no divisa tierra firme por ningún lado. Este lago mide 177 km de largo y 53 km de ancho y está conectado con la costa caribeña de Nicaragua a través del río San Juan. Este lugar fue candidato a principios de siglo pasado para construir un canal que uniera ambos océanos, pero al final los americanos después de engañar un poquito a los nicaragüenses construyeron el canal en Panamá, pero se aseguraron los derechos en exclusividad para construir uno aquí. Por suerte pudimos salir de Granada sin problemas, la huelga general del transporte por carretera que os comentaba en el post anterior, no afectó a la empresa estatal que hace el trayecto en barco entre Granada y la isla de Ometepe. La situación actual en Nicaragua es muy delicada debido a este paro que aún después de una semana sigue en vigor, con muchos motines, bloqueos del transporte por carretera de personas y productos y por tanto, el consiguiente desabastecimiento de mercados especialmente en la capital. Las noticias no son nada alagüeñas y parece que los manifestantes no tienen intención de remitir en sus protestas y en sus paros a pesar de las promesas del gobierno (aquí el gobierno se personaliza directamente en Daniel Ortega, del Frente Sandinista...) por subsidiar el elevado precio de los carburantes, motivo principal de sus reivindicaciones, con lo que los productos básicos además de escasear están subiendo mucho de precio asfixiando aún más a la parte de la población que dispone de menos recursos. Nosotros en la isla de Ometepe nos hemos mantenido al margen de esta situación, una vez en la isla nuestro medio de transporte como siempre ha sido nuestros queridos Rocinante y Rucio y respecto a la comida, hemos aprovechado los productos de la zona, pescado y verduras con lo que no nos hemos visto afectados por la huelga. La isla de Ometepe es como un paréntesis en el mundo, el ritmo de vida de los isleños es tranquilo y sosegado, siempre marcado por el sol, amaneciendo muy temprano y descansando por completo a partir de las ocho de la noche. La isla está compuesta por dos volcanes uno activo, el Concepción y otro inactivo el Maderas, a lo largo de la isla hay desperdigadas muchas aldeas conectadas por un polvoriento camino de tierra, nosotros nos establecimos en una aldea llamada Balgüe, al norte del cerro Maderas. Allí alquilamos una casita muy modesta y humilde, igual que el resto de las de la aldea, pero suficiente para pasar nuestra semana en la isla, además el precio del alquiler lo hacía mucho más barato que cualquier hospedaje de la zona, 20 Córdobas al día, o lo que es lo mismo un dólar al día. En ella además de dormir, cocinábamos en nuestro hornillo, un montón de platillos confeccionados con los productos de la zona. Además hemos tenido unos vecinos encantadores con los que todas las noches manteníamos nuestro ratito de charla y socialización vecinal. Hicimos muy buena amistad con Don Tomás y su familia, humildes pero tremendamente hospitalarios, siempre nos traían arroz, frijoles y mangos para que no nos faltara comida. Don Tomás se acercaba todas las noches a "consolarnos con su compañía" como él decía, ya que debía ser muy triste para nosotros estar los dos sólos tan lejos de casa. Nos hablaba de las dificultades para encontrar trabajo en la isla, como mucho se consigue laburo para un par de días y el salario es poco menos que ridículo 40 còrdobas el día, 2 dólares por una jornada de trabajo en el campo de 12 horas de sol a sol. En la isla se practica una agricultura de supervivencia, cada quien cultiva su frijol, arroz y maíz y lo almacena para comer durante el año, pero aparte de eso, nada de nada, los más afortunados se han apuntado al carro del turismo, todavía bastante incipiente en la isla, pero con beneficios infinitamente superiores a los agrícolas. Como os digo nuestra estancia en la isla ha sido de relax total, aún así hemos hecho un total de 91km por los caminos de la isla durante esta semana, yendo de playa en playa o viajando a apoyar al equipo de baseball de la aldea donde nos hospedamos que se jugaba los cuartos de final con el equipo de La Peña, que finalmente ganó pero con alguna ayuda arbitral, hay que decirlo ya que el arbitro era también de La Peña y resultó un poco casero.


nuestra casa en la isla

Ahora nos encontramos en San Carlos al sur del Lago, estamos esperando el cayuco que nos llevará a Solentiname, un archipiélago de islas de pescadores que se encuentra muy aislado del resto de Nicaragua debido a la escasez del transporte, sólo hay cayucos los martes y los viernes tanto para ir como para volver. El lugar promete, además de su belleza natural y su aislamiento crónico, es también un asentamiento de poetas, artesanos y demás artistas bohemios, ya os contaré que tal... estaremos hasta el viernes, si no decidimos quedarnos más... y luego cruzaremos a Costa Rica. Y por último no quería dejar de comentaros que coincidimos con nuevos cicloviajeros en nuestra ruta, por un lado Patt y Ralf dos estadounidenses que empezaron hace 10 meses en Alaska y pretenden llegar a Ushuaia también y por otro lado Moon un chaval coreano que quiere dar la vuelta al mundo en bicicleta y se ha puesto un tiempo de 5 años para conseguirlo, a todos ... mucha fuerza en el camino!!! y seguro que coincidimos de nuevo en la ruta.


Rocinante y Rucio en la playa

alberto


...Sueño de Solentiname,

Sueño de Solentiname...

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este post lo hemos publicado con electrones 100% reciclados...

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